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miércoles, 29 de julio de 2009

Monólogo de un F1503 (el avión que todos tenemos dentro).

Nunca pensé que de una madre avioneta adaptada para fumigar campos y de un padre a hélice, podía nacer yo: un avión con potentes turbinas F1503 de última generación.

Y pensar que mi padre siente orgullo de tener encendido eléctrico cuando a mi abuelo debían hacerle girar con fuerza el manivela frontal para arrancarlo.

Ahora me encuentro solo en mi hangar tratando de descansar sin poder lograrlo. La ansiedad me carcome el hierro, mis chapas temblorosas acalambran mis alas y mi tanque de combustible parece que va a estallar; es que hoy debuto en un vuelo internacional!!!!

Resulta que soy tan flamante, grande y confortable que todo el mundo quiere abordarme. Mi computadora de a bordo es excelente, rápida, exacta. Mis pilotos están distendidos y hasta bromean entre ellos acerca de tomar una siesta y dejarme a mí volando solo a puro piloto automático…

Siento tanta presión por semejante responsabilidad y tengo tanto miedo que creo que me voy a descomponer.

Mmmmm… me pregunto: ¿Qué tal si hago fuerza, percuto un remache del fuselaje al infinito para que suspendan el vuelo y “listo chau pinela”? Así, tal vez, otro día será esto de conquistar la “internacionalidad aérea” pero no hoy… Pero ¿¿¿qué digo??? “¿remache al infinito”? Evidentemente conservo la impronta familiar de aeroplano antiguo. ¡¡Qué ridiculez es tan solo pensarlo!!; si mis planos y bocetos dicen que mis soldaduras se han hecho con la mas precisa tecnología alemana que es imposible de violentar… ¡Qué ocurrencia la mía!!

Para colmo de males, desde acá no veo la torre por la copiosa, pegajosa y “molestosa” lluvia que cae sin cesar. Seguramente el clima no me va a permitir despegar; ¿lo verán así los del control?... ¡pero qué van a notar esos! Si lo único que podría persuadirlos a pararme es una niebla que impida que se vean la punta de la nariz.

Uyyy!! Acá viene el piloto y toda la tripulación a buscarme: ¡Qué “chucho marucho”! ¿Por qué confiarán tanto en mí? ¿Cuándo nos hicimos amigos incondicionales que no recuerdo? ¿A qué se debe el voto de confianza indeclinable? ¿No ven que soy muy joven para morir? Ahhhhhhh!!!!

Me están abriendo en este instante: ay, ay, ay, “despacito, per favore” –diría mi abuela Tananeta”

Aunque… ni un solo chirrido hace mi escalera; ¡qué delicioso se siente ser tan ágil y elástico, después de todo! ¿O acaso se dice escotilla? Mmmm no, esa es la de los submarinos tal como mi amigo F410… me pregunto ¿dónde andará y qué estará haciendo?

Es que allá en la base de armado cursábamos juntos y éramos el equipo de la más extensa línea de aviones, submarinos y portaviones jamás vista. Allí nos armaron pieza a pieza y nutrieron nuestros chips con cantidades industriales de información que ahora los nervios me hacen olvidar. ¡Qué destino el mío!

Aún recuerdo gratamente nuestro viaje de egresados al Sahara: ¡era para morirse de risa la cara que puso el portaviones cuando no vio ni una gota de agua! Es que, en realidad, él estaba de paso rumbo al mar y yo tuve que probar mis habilidades en el extenso cielo del desierto.

¡Qué suerte que tengo tan lindos recuerdos para escaparme de esta realidad tan apremiante!

Ya estoy en la zona de embarque y la gente viene hacia mí como los sedientos al oasis. Los pilotos me están probando todos mis rincones y a mí no me gusta el manoseo; bueno, al menos no el de los pilotos, distinto es el caso de los hombrecitos vestidos de color naranja que me están dando un dulce e irresistible aperitivo de combustible. Pareciera que quieren hacerme engordar y yo no me resisto, por supuesto porque ¡estoy orgulloso de mi bodega!

Es verdad eso que dicen de “tanque lleno, fuselaje contento” porque ya subieron casi todos y no me pesan para nada; al contrario, es entretenido ver la variedad de pasajeros: algunos de lo más divertidos, otros, están más asustados que yo y rezan sin parar. Eso sí, absolutamente todos halagan mi alfombra celeste cielo y la pana de mis butacas “deep blue” –al menos eso refiere la etiqueta que cuelga debajo de los asientos-

Es hora de desperezar por última vez las alas y rodar hacia la pista. Desde la torre acaban de comunicarle al Capitán Gutierrez –mi piloto- y a la copiloto Gómez que salimos por la ocho. Me encanta ésa porque es muy larga y puedo picar todo lo que quiera antes de saltar al cielo.

Después de todo, debo confesar, me está gustando esto y no tendría que ser desagradecido con la vida por las oportunidades que me da. Eso me dijo una vez el F1210 y agregó: “…entre los millones de destinos para aterrizar vas a conocer los lugares mas maravillosos y eso incluye Cuba y sus perfectos habanos…”

Es que el viejo viajó por el mundo durante tantísimos años y un buen día lo condenaron al cabotaje por ser chico y de poca potencia. “…Desagradecidos…” –los llamó-

Bueno, ya estoy listo. Último chequeo:

ü Mis compuertas: cerradas y trabadas;

ü Tripulantes: en sus puestos;

ü Pasajeros: sentados y con sus respectivos cinturones de seguridad abrochados;

ü Turbinas y motores: encendidas y haciendo estruendo;

ü Flaps, radar, conexiones y demás precisiones de mi manual: CHECK!

Ahora sí: llegó la orden del control central y estamos autorizados para salir y así me lo indica el piloto en mis comandos: ALLÁ VAMOS!!!!!!

Siempre se me eriza la chapa en estos momentos por las cosquillas que me provoca la corridita antes del despegue hasta que… zas!!!... pego un salto y ya estoy en el aire rumbo al Caribe.

“E s t o s i q u e e s i v i d a” –dibujaría en el visor de mi pantallita pero temo que el piloto entre en pánico. “P a r e c e q u e h u b i e r a n a c i d o p a r a v o l a r”, causaría exacto efecto.

Acá arriba no llueve mas y está amaneciendo. Todo esto me sabe a mi infancia en el campo y me transporta el recuerdo de ese olorcito a combustible quemado de aquellas mañanas bañadas en rocío…

Qué grande que estoy…

Qué grande que soy…

Siento que hay un mundo entero dentro de mí y créanme que es una aseveración casi literal ya que soy uno de los aviones con mayor capacidad.

Ahora están todos mas tranquilos… ya no rezan; comen y sacan fotos al horizonte.

Las carcajadas de las azafatas que retumban desde la cocina me hacen rosquillitas.

Todos disfrutan y confían y ¡eso se siente bonito, chico! (estoy cerca de Cuba, ¿lo notaron?).

martes, 21 de julio de 2009

Sr. Algarrobo

No puedo omitirlo. Lo recuerdo.
Bestial, gigante.
Solo, en el bullicio de flashes e ignorantes. Quieto en el grito desgarrador de sus manos idas en vicio.
Su angustia me asfixia, me corroe, me desvela.
¡Cuánto dolor albergan sus hojas de otoño!. Tantas historias de sangre y lágrimas regaron sus pezuñas de madera incrustadas en la tierra.
Se sabe grande y perpetuo y está enfermo. ¿Muere?
Allí donde se marchitan sus caprichos y sobre usted hablan folletos de poemas lejanos; allí muere.
Muere cuando sus ramas reflejan los gritos de almas viejas; sordas, pendencieras.
Y vive allí mismo, allí donde muere.

Y yo que busco ser mi brote nuevo y quiero el verdor naciendo en el horizonte, salpicándome la cara con la sabia materna.
Aún a ciegas en la niebla quieta y mezquina, ése es mi deseo. Borracha por la humedad del aire, recojo de a uno los suspiros que me empujan a la vida y me alejan de usted. Y yo acepto, complacida.

Me voy, algarrobo perenne. Adiós, lo dejo solo y no lo siento. No le pertenezco.
Ya aprendí el oficio del aviador alado y voy a tragar el viento huracanado que quiera guiarme. Remontaré una nube y beberé mil manantiales.

A esto que sabe a despedida y huele a cascada, se lo regalo. A cambio, mi libertad que me llevo sin permiso.

Recuerde que usted me llamó chiflando con la brisa y yo me voy tarareando sus notas.

Adiós Don Árbol, hasta luego; espero sólo verlo montado en mis sueños y no tocar su angustia ni lavar sus trapos viejos.
Quédese con las almitas de otros tiempos, retoños de otro momento; como cobija del bosque para las manitas de sal de los sapos de otro pozo que a su lecho llegaron, cansados y deseosos.

lunes, 20 de julio de 2009

Such a nice place

Amigos son los gomias...

Hoy es el día del amigo...
Mar de gripe A, la conmemoración del alunizaje, bares repletos y blabla.
¿Qué se supone que festejamos cuando festejamos un día como hoy?
Amigos... esa gente linda que por misteriosas razones energéticas se nos acerca durante la vida y nos acompaña un par de cuadras y las hace amenas, por momentos y tortuosas a veces.
Tengo muchos y de los buenos... dos o tres son verdaderos, dicen.
Creo que no... al menos eso opino yo que empecé a elegirlos por otros motivos diferentes a la mal sobreestimada "incondicionalidad" que fracasa todos los días al levantarse.
"Amigo es el que siempre está"... otra boludez de propaganda; ¿acaso un buen amigo no puede ir al baño? Entonces no está siempre, sólo a veces.
Está a veces y dentro de los "a veces" hay "a vecesitos" en los que no quiere tenerme cerca… ouch!
"Amigo es el que está "a vecesitos" con ganas de mí y coincidentemente en esos mismos "a vecesitos" yo estoy con ganas de él"…
Podríamos concluir entonces que la amistad es pura coincidencia y tengo la fortuna -por no decir el culo- de tener amigos (muchos y de los ricos). O podríamos no concluir nada y seguir alucinando.
Creo que por ahí lo bueno es que anden revoloteando, "a vecesitos" o cuando quieran y que dos por tres aten su bote en mi muelle y compartamos algún atardecer.
Gracias, entonces, por esos momentos que regamos juntos.